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17 No me he sentado a celebrar
    con los que andan en fiestas.
Me he sentado solitario porque te pertenezco.
    Es que tú me llenaste de indignación contra ellos.
18 ¿Por qué no acaba mi dolor?
    ¿Por qué es tan grave e incurable mi herida que se niega a sanar?
¿Serás como un espejismo para mí,
    como una fuente en la que no se encuentra agua?

19 Entonces esto dijo el SEÑOR:
«Si cambias y regresas a mí,
    yo te restauraré y estarás ante mi presencia.
Si dejas de hablar bobadas
    y dices lo que en realidad tiene valor,
    entonces tú serás quien hable por mí.
Son ellos los que tienen que volverse a ti
    y no tú quien tiene que volverse a ellos.

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